domingo, 10 de abril de 2016

La verdad sobre las pulseras chinas de la suerte

Seguramente las personas de la generación de los noventa recuerden el boom de las pulseras chinas de la "suerte" que todas las niñas estaban locas por coleccionar allá por el año 2000. Yo misma era una ardiente fan de estas joyas, y las tenía de todos los colores y formas. 

Sin embargo, aunque es cierto que su procedencia es asiática, ni son totalmente chinas ni se usan como amuletos. Poco o nada tienen que ver con la buena suerte y en realidad cumplen una función religiosa. En chino se las llama fozhu (佛珠), pero son más conocidas por su nombre sánscrito "malas".  




Populares en toda Asia, se podrían considerar una especie de rosarios budistas e hindúes, y se llevan como pulseras o collares dependiendo de su longitud. Normalmente, los collares están compuestos de un total de 108 cuentas, ya que el 108 es un número sagrado y las cuentas se utilizan para contar los rezos y asegurarse de que se repiten al menos cien veces (es decir, cada vez que un rezo se recita, los dedos se mueven hacia la siguiente cuenta). 




Son mayoritariamente usadas por gente mayor y niños, y aunque se trate de un adorno religioso está bien visto que las use cualquier persona independientemente de sus creencias. Lejos de ser un icono de la moda, en Taiwán son un objeto tradicional presente en la vida cotidiana. Se pueden encontrar elegantes y discretas, o de tamaños colosales. Los materiales preferidos son la madera y el jade, pero también se hacen de semillas y piedras preciosas. 




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